En condiciones normales, la activación cardíaca es el resultado de un impulso que se origina en una célula o en un grupo de células, que constituyen el marcapasos, y de la propagación de este impulso a todas las fibras de las aurículas y los ventrículos.
La llegada de la señal eléctrica a las fibras musculares del corazón inicia la contracción. Una actividad rítmica regular y una contracción coordinada de las aurículas y ventrículos requiere la presencia de fibras automáticas especializadas que genere impulso eléctrico y lo distribuya a las fibras miocárdicas de estas cámaras en la secuencia apropiada y en el tiempo preciso. Realizan ambas funciones grupos especializados de fibras cardíacas que componen el sistema de conducción.
El sistema de conducción se encarga de originar y transmitir el impulso eléctrico por medio de fibras cardíacas especializadas entre las que se incluyen: el nódulo sinusal (SA), el nódulo auriculoventricular (AV), el fascículo de His, las ramas derecha e izquierda, y las ramificaciones periféricas de estas ramas fasciculares que dan lugar a la red subendocárdica, e intramiocárdica de Purkinje.
El nódulo sinusal está en la pared de la aurícula derecha, en la unión entre la propia aurícula y la vena cava superior. Tiene forma de semicírculo y mide unos 15mm de largo y 5mm de ancho. El nódulo sinusal genera potenciales de acción a una frecuencia aproximada de 70 por minuto y, pese a que existen otros tejidos cardíacos dotados de automatismo, es el nódulo sinusal el que marca el ritmo cardíaco dado que presenta la frecuencia más rápida.
Desde aquí la excitación se transmite a las células auriculares vecinas, por las zonas de menor resistencia eléctrica intercelular a una velocidad de 0,3 m/s. Esta propagación de la despolarización se canaliza especialmente a través de las vías específicas de conducción denominadas vías internodales anterior, media y posterior, que conducen el impulso desde el nódulo sinusal al nódulo auriculoventricular.
El nódulo auriculoventricular (AV) está situado en la parte posterior del septum interauricular y constituye la única vía de comunicación entre la cavidad auricular y la ventricular. Tiene una frecuencia intrínseca aproximada de 50 pulsos por minuto pero, bajo condiciones normales, sigue la frecuencia impuesta por el nódulo sinusal. La velocidad de propagación en el nódulo AV es muy lenta (0,05 m/s) y da lugar a un retraso en el progreso de la activación que permite un llenado ventricular óptimo durante la contracción auricular.
A continuación del nódulo AV se encuentra el haz de His que se divide a nivel subendocárdico en dos ramas que se propagan una a cada lado del tabique interventricular. Estas ramas del haz de His se arborizan en una compleja red de fibras de conducción denominada Fibras de Purkinje. La velocidad del sistema de conducción ventricular es de 1 a 4 m/s de manera que la activación de la región subendocárdica es casi inmediata en toda la superficie.
Todas las células cardíacas tienen la propiedad de generar dipolos eléctricos cuando reciben la señal de activación (despolarización) y también cuando, tras su contracción, regresan al estado de reposo (repolarización). Estos dipolos eléctricos son los que se registran utilizando la máquina electrocardiográfica y las posiciones de electrodos que se detallan a continuación.
En resumen el sistema de conducción eléctrica del corazón permite que el impulso generado en el nodo sinusal (SA) sea propagado y estimule al miocardio (el músculo cardíaco), causando su contracción.
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